Asociamos despedida a tristeza y dolor, y si se trata de una separación de pareja, mucho más.
Hoy quiero ofrecerte la posibilidad de despedirte o separarte desde la gratitud, desde la sensación de plenitud. Se puede, podemos separarnos desde el agradecimiento.
Una separación de pareja no es malo, se convierte en algo malo cuando lo etiquetamos desde fuera y lo etiquetamos de la forma que lo hacemos por la educación social y cultural que hemos recibido.
ROCÍO LÓPEZ
Hablo de la etiqueta de fracaso, de que lo longevo tiene más valor o de que mi felicidad depende de la otra persona.
Estas son creencias que nos limitan, que nos hacen “aguantar”, decir aquello de “virgencita, virgencita, que me quede como estoy” y vivir la vida desde un único molde que es el estándar y el que se supone que está bien, en el que se supone que está la felicidad.
Sin embargo, si te deshaces de esas creencias que te impiden sentirte en paz con eso que sientes, con la decisión que has tomado o quieres tomar, si tomas consciencia de que son solo eso, creencias, pero que no son la verdad, puedes entonces cambiar la mirada hacia la separación.
¿Cómo lograrlo?
Aceptando que el momento vuestro de relación de pareja, ha evolucionado hacia otra forma.
Que es genial cuando dos personas nos aportamos y nos ayudamos a crecer la una a la otra, cuando juntas sumamos y nos ayudamos a ser mejores personas, pero a veces pasa que cada cual ha crecido en una dirección diferente, a un ritmo diferente y ya lo que se crea en esa relación no aporta para crecer.
Una separación no es un fracaso, si te deshaces de esas creencias inconscientes que tenemos tan arraigadas, puedes cambiar tu mirada y verlo como un paso hacia delante en tu evolución, en tu crecimiento.
Como un acto de amor propio y una oportunidad para vivir una vida mejor.
¿Qué duele?
El dolor forma parte de la vida, y aunque duela, tienes la opción de elegir cómo quieres terminar la etapa de la relación de pareja.
Y es que en la vida todo es cíclico, por eso la relación no termina, cambia de forma, ya que seguís siendo madre y padre de las mismas criaturas.
Aceptar es clave para poder agradecer, y no solo en una separación de pareja, te hablo en cualquier aspecto de la vida.
Aceptar al otro no significa que te guste, puede no gustarte y aceptarlo.
Eso es el amor de verdad, eso es mirar con compasión.
Puedes elegir mirarle con compasión, mirar mucho más allá de sus actos, de esos que no te han gustado, de sus formas, y entender que lo hace, y ha hecho, lo mejor que puede y que sabe. Y que cuando actúa de esa forma que a ti no te gusta, lo hace desde sus heridas, desde su niño interior.
Tú puedes colocarte en tu niña y enzarzarte en una pelea “de niños”, o ocupar tu lugar de adulta y mirar mucho más allá.
Si eres capaz de hacer eso, podrás entonces agradecerle.
Agradecerle lo que has aprendido y crecido a su lado. Ojo, que no hablo solo de aquello que te ha resultado agradable, me refiero también a aquellas cuestiones que no te han gustado tanto y que sin embargo han sido oportunidades para que tú aprendas algunas cosas.
A lo mejor a poner límites, por ejemplo, o a respetarte más y exigir ese respeto hacia ti.
En una despedida tenemos la opción de quedarnos atrapadas en el dolor o darnos permiso para sentirlo, para después agradecer todo lo que nos ha aportado esa persona o experiencia a la que ahora le decimos adiós.
Enfocarnos en el agradecimiento hace que sea mucho más liviano el tránsito de una forma de relación, como pareja con hijos, a otra, como madre y padre de los mismos hijos.
Porque siempre hay algo que podemos agradecer, aunque no se lo digas y lo mantengas en silencio. Se trata de un acto de autocuidado y amor propio, para sentirte mejor contigo misma y poder entonces, vivir la separación como una oportunidad para vivir una vida mejor.
Deseo que te haya servido, puedes preguntarme lo que quieras en los comentarios o escribirme un mensaje privado, estaré encantada de contestarte ☺
Rocío López, Periodista, terapueta gestalt y colaboradora de contenidos para Muments.
Rocío es mamá y profesional de la educación emocional. Hoy aúna todo lo que ella es en Creada, ayudando a las mujeres a vivir la maternidad con confianza y seguridad en sí mismas y a reencontrarse con su propio poder a través de su sexualidad y feminidad.
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